TENEMOS CUATRO LÍNEAS ESTRATÉGICAS
Se trata de un proyecto agroforestal, con dos componentes fundamentales:
• Generación de comunidades resilientes y sostenibles
• Potenciación del medio ambiente
Como es bien sabido, muchas actividades agrarias modifican el terreno de tal manera que la deterioran, afectando muy negativamente a la biodiversidad y degradando la tierra. La mayoría de la población local actualmente mira a los árboles como una fuente de ingresos económicos a través de la tala, lo que va a agravar los efectos negativos del cambio climático. Este proyecto, de carácter estratégico (largo plazo) y que integra muchas actividades, buscará afectar la percepción que la gente de Moyo y Adjumani tiene sobre los bosques, buscando nichos agrícolas vinculados con la conservación y ampliación de los bosques, la conservación de variedades de semillas naturales y adaptadas al clima y enfermedades de la zona y la provisión de materias primas necesarias para el desarrollo de pequeñas industrias locales para la producción de productos de primera necesidad.
Este proyecto tiene un importante componente monetario, que quiere justamente demostrar que de la protección del medioambiente se pueden obtener beneficios que faciliten una vida digna. Pone el foco en el beneficio del medio y no en el beneficio individual, entendiendo que el ser humano también es parte de la naturaleza y poniendo el acento en la capacidad que tenemos de modificar el entorno para potenciar la naturaleza, no sólo para destruirla.
En la actualidad, una parte muy importante de los bienes que obtenemos comprando en mercados físicos o virtuales provienen de China. En Moyo, poco a poco, todo tipo de objetos de plástico han ido supliendo toda una suerte de herramientas fabricadas con materiales disponibles localmente y, además, 100% sostenibles. En Moyo se utilizaban cestas y esterillas creadas a base de fibras de palmera, calabazas para contener agua, cazuelas de barro para cocinar, etc. Incluso contaban con una industria del hierro bastante importante, que en el pasado sirvió para que el pueblo Ma’di, el mayoritario en la zona, fabricase armas y herramientas para otras etnias y reinos, situados en ocasiones a varios cientos de kilómetros.
Este tipo de propuestas serían un eco de las que existieron en el pasado: mercados locales, posibles de abastecer con un coste energético muy bajo (baja o nula dependencia de combustibles fósiles en el transporte) y procurando las materias primas de fuentes igualmente locales. Es posible que algunas materias primas esenciales no se puedan conseguir localmente, pero la estrategia tiene que ser contar con lo que hay en el lugar para crear comunidades resilientes. Al leer industria, alguien podría pensar que se trata de una iniciativa para industrializar la zona, pero el objetivo es el abastecimiento de la población local en una suerte de economía circular, generar una sociedad que, más que desarrollarse, se fortalece por depender sólo de sí misma.
Una consecuencia directa de esta iniciativa, necesaria y buscada, es la progresiva desaparición de los plásticos de un solo uso en la zona (no sólo los plásticos, sino principalmente la cultura que subyace de usar y tirar), volviendo a fibras vegetales y a procedimientos artesanales.
Se han identificado varias pequeñas industrias que se consideran estratégicas, muchas de ellas que ya existían antes del colonialismo. Algunas de ellas no existían y en otras será posible hacer una actualización de las técnicas aplicadas a la manipulación de las materias primas y de la fabricación de los productos finales. Las industrias serían las que siguen:
– Maderería: Plantaciones para obtener madera para construcción, muebles y combustible
– Miel: Aprovechamiento de los bosques naturales para poner panales, contando únicamente con las especies de abejas locales.
– Arcillas: Para crear ladrillos, cazuelas, cántaros, frigoríficos y otros.
– Cestería: Creación de cestas, bolsas de compra, esterillas, etc., a partir de fibras vegetales tales como hojas de palmera
– Telar: Procesamiento del algodón que se produce en la zona, obtención de cortezas de árboles, etc.
– Jabón y cosméticos: Producidos a partir de aceites y otras materias primas disponibles ya en la zona, algunos de ellos tan reconocidos como el karité.
– Herrería: Fabricación de cuchillos, azadas, ollas, etc.
– Industria agroalimentaria: Producción cooperativa, integrada y 100% ecológica de frutas, verdura, carne y de productos secundarios como mermelada o queso.
– Zapatería
La estrategia a corto plazo
Para la puesta en marcha de este proyecto, se busca la adquisición de un terreno grande, de unas 5 hectáreas, que sirva de granja-escuela y de vías de aprovisionamiento de materias primas para otros proyectos que funcionarían en paralelo, a modo de pequeñas industrias locales. Además, CG-U está trabajando en la obtención de licencia por parte de la National Forestry Authority de Uganda para realizar actividades dentro de las reservas forestales, buscando recuperar terrenos que han sido deteriorados por talas ilegales y poner en marcha prácticas que puedan proveer de alimento y otros elementos de primera necesidad para el día a día, revalorizando así la presencia de los bosques.
Al igual que Ruddu Hwe, este proyecto está en un estadio de diseño y requerirá de una inversión inicial para ponerse en marcha y seguir creciendo desde ahí. Un proyecto de carácter industrial tendrá, inevitablemente, un componente monetario y se planifica de tal manera que, tras la inversión inicial, el proyecto irá creciendo con los fondos que él mismo genere. Sin embargo, el principal objetivo es garantizar una inversión inicial que facilite la puesta en marcha de una economía circular, desde el lugar y para el lugar, generando una sociedad más resiliente.